¡Sus Ángeles!

Saludos queridas Hermanas en Cristo…

En los últimos días uno podría sentirse como si San Pedro se encontrara hundiéndose en las aguas. … pero cuando vio el viento, tuvo miedo y, al comenzar a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. Jesús extendió su mano y lo atrapó: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” (Matt 14: 30,31). Es posible que sin vergüenza resonemos con el clamor de San Pedro, pero también anticipemos con confianza la Mano y el Corazón de Jesús extendidos y seguros para fortalecernos. Hay ayuda por todos lados.

Como Siete Hermanas, María es también nuestro apoyo diario en quien tenemos recurso. Como, nuestros patronos, San Juan Vianney y Santa Margaret Clitherow, asisten en la oración y como modelos de inspiradores de perseverancia. Además, nuestras Horas Santas están místicamente unidas y fortalecidas con la realidad de otras hermanas que comparten la responsabilidad de la oración de la semana por el mismo sacerdote u obispo. Nuestro Señor Benevolente nos prodiga con las riquezas de Su gracias (Efesios 1:8) y envía aún más ayuda: ¡Sus Ángeles!

El Apostolado tuvo un vínculo angelical desde el primer día. El Día de Inspiración fue el 24 de Marzo del 2011, La Fiesta Tradicional de San Gabriel, el mensajero. ¡Qué mensaje de verdad! Al fin de este mes (29 de septiembre) celebraremos el ahora compartido Día Festivo de San Gabriel, San Rafael y San Miguel. ¡Celebra Bien!

Estos Sirvientes Celestiales de Cristo iluminan, guían, vigilan y protegen a las personas, iglesias, ciudades, países y el mundo. Ofrecen una amistad única. Su existencia es una Verdad de Fe (Catecismo, 328). Las Santas Escrituras hace mención a algunos de ellos 230-400 veces (las fuentes varían según de semántica). Una cosa para considerar la presencia de los ángeles, y otra muy distinta abrazar la verdad de que literalmente estamos rodeados por ellos. Nunca estamos solos en nuestra peregrinación terrenal ni en nuestra oración.

En su libro iluminador (publicación EWTN, 2018), Sus Ángeles a nuestro Lado, el padre John Horgan afirma que el trabajo de los ángeles es triple: adorar al Señor, llevar a cabo su voluntad y mediar en su comunicación con sus criaturas corporales (¡nosotros!) Me llamó la atención que los tres aspectos de este trabajo se realizan durante las Horas Santas de Siete Hermanas.

Imagina el regalo a nuestro ángel guardián cuando entramos a la Capilla de Adoración. La capilla está llena con más ángeles que rodean a Nuestro Señor en la custodia. Juntos somos barridos en adoración y amor duradero. Los ángeles guardianes de los otros adoradores en las capillas están presentes también. ¡Qué aire tan dulce respiramos como cuando estamos en estos ambientes santos por nuestras horas santas!

Nuestro Ángel Guardián intercede con nosotros y es el mediador, llevando nuestras oraciones, como incienso a las alturas. Recuerda a los ángeles de la escalera de Jacob, ascendiendo y descendiendo (Génesis 28:10+). “Los ángeles en particular sirven como intermediarios entre Dios y los fieles aquí abajo; les revelan el diseño de Dios; intervienen en la batalla como sus ministros…” (Dom Cyprian Vagaggini, OSB, Dimensiones teológicas de la liturgia). Están destinados a llevar a cabo la Voluntad de Dios, y probablemente nos ayuden a orar para que esa Voluntad sea para nuestro sacerdote a quien estamos comprometidos a orar. “La oración de un ángel es como una llama; es consumido por ella, no en el sentido de que es destruido, sino en el sentido de que todo su ser se convierte en oración” (P. John Horgan). Aprendemos de los ángeles: cómo perfeccionar la caridad de nuestra oración y buscar la Voluntad de Dios sobre todas las cosas en nuestras intercesiones.

Esta puede ser una idea novedosa: Considere orar por el ángel guardián del sacerdote/obispo por quien ora. Es un hecho que tiene uno y tiene la misión de encender, proteger, gobernar y guiar. Pero hay más. El ángel de un sacerdote tiene una relación especial y un profundo respeto por su dignidad y sus deberes. Después de haber conferido las Órdenes Sagradas a un hombre, San Francisco de Asís notó que el sacerdote recién ordenado se detenía en la puerta como para dar prioridad a otro. Cuando se le preguntó, el sacerdote respondió que Dios lo favorecía con la presencia visible de su ángel guardián. Antes de su ordenación, el ángel se mantuvo a su derecha y lo precedió, pero luego caminó a su izquierda y se negó a ir delante de él. San Francisco de Asís repite lo mismo (más tarde citado por San Juan Vianney) al decir: “Si veía un ángel y un sacerdote, doblaba mi rodilla primero al sacerdote y luego al ángel”.

 

Cuando mi hijo, entonces seminarista, Spencer, se preparó para irse a sus estudios iniciales en Roma, mi mente estaba un poco confundida sobre los sabios consejos que se podían ofrecer en el aeropuerto. Luego, a través de mi corazón y mis labios, se derrumbó: “Conozca y ame a su ángel guardián”. El sonido de las palabras trajo un poco de sorpresa y un poco de consuelo para los dos. Resultó ser un sabio consejo…

En estos días en que los escándalos clericales nos traen sufrimientos, a los sacerdotes, a la Iglesia… quizás podamos buscar a otro ángel para consolarnos, el Ángel de Getsemaní. El Padre John Horgan (Sus ángeles a nuestro lado) habla de enfermeras católicas que a menudo recitaban oraciones (como se muestra a continuación) a este ángel que consoló a Jesús mismo después de que aceptó el cáliz del sufrimiento por nosotros y por nuestra salvación (Lucas 22:43). Rezaron por “fortaleza para atender a los pacientes confiados a su cuidado, particularmente durante las largas y solitarias horas de la noche”. El continúa, “la devoción a este ángel puede ser una fuente de gran gracia y sabiduría para ayudar a encontrar las palabras correctas para los que sufren. Es en Cristo y Su sacrificio que encontramos sentido y significado para nuestros dolores humanos.” Nuestras oraciones por nuestro sacerdote / obispo pueden beneficiarse de la intercesión concertada de este ángel de consuelo. Podemos solicitar la gracia de Dios mediante la intercesión de ese ángel que fue elegido por Dios para consolar a su Hijo divino la noche de su Pasión. Verdaderamente, nuestros sacerdotes/obispos que cada uno vive como un “alter Christus” comparten profundamente en Su Pasión y en Su oración sacerdotal por nosotros en esa Pasión. Oremos:

 Oh Ángel de Getsemaní, elegido por el Padre para dar fortaleza y consuelo a Jesús durante su agonía, te pido que estés conmigo ahora mientras vigilo a mi ser querido que está enfermo y sufriendo. Ayúdame a ofrecer mi mejor cuidado, amor y protección a este hijo de Dios. Que mis palabras y mi toque se llenen de dulzura, mi presencia traiga consuelo, y mis oraciones traigan descanso y curación al sueño. Haz lo que no puedo hacer, oh ángel cariñoso, para traer sanidad y fortaleza al alma y al cuerpo, de acuerdo con la voluntad del Padre. Amén.

En la vitalidad de estas gracias, ganamos una clarividencia para cooperar con esta prodigalidad de gracias. Hay ayuda por todos lados. Desde la plenitud de Su gracia, todos hemos recibido una bendición tras otra. (Juan 1:16).

  MÁS sobre ANGELES: San Padre Pio (varias escrituras)

Visita el Sitio Web/horario de retiro: Opus Sanctorum Angelorum

www.opusangelorum.org

Unidas en Oración y Misión…

Que nuestras oraciones puedan encontrar el corazón de cada Obispo y Sacerdote…

… continúo agradecimiento eterno para cada una que recuerda ofrecerme un Ave María pequeño todos los días… Ore para que no “estropee el hermoso trabajo que Dios ha confiado…” (Santa Madre Teresa)

¡… sus amables correos electrónicos, notas y apoyo generoso siempre llegan a la puerta de mi corazón en el momento correcto! ¡Sus cartas de testimonio(ambas de victoria y retos) son muy hermosas y edificantes! No pares de escribirme. ¡La Gratitud eterna es mía para TI! Tenga la seguridad de mis continuas oraciones diarias por usted en el altar.

Janette
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